por Soledad Maldonado
Su nombre: Espirita Vásquez López, menudita, aproximadamente 1.50mts. de estatura, de espíritu libre, nacida en San Miguel Metepec, en la Sierra Mixe, Oaxaca -los jamás conquistados, dice la leyenda-. En sus tiempos no había energía eléctrica, y se alimentaban de lo que cosechaban y de animales que tenían para autoconsumo (gallinas, borregos, etc.), el agua que consumían era del río.
De acuerdo a usos y costumbres, la casaron siendo menor de edad, tuvo tres hijos varones y una mujer -mi madre-, quedó viuda muy joven y la despojaron de la totalidad del patrimonio que forjó con mi abuelo.
Con cuatro hijos pequeños que mantener, empezó a trabajar el campo y poco a poco pudo adquirir un terreno y tener trabajadores que le apoyaron con la siembra y cosecha, entre otros, de aguacate y café, logrando en unos años estabilizar su poder adquisitivo y sacando a sus hijos adelante. Un dato interesante de mi abuela, es que hablaba Mixe, era partera y curandera en el pueblo, y le decían mamá porque ayudaba a mucha gente sin cobrar un centavo, pues decía que su oficio era un don y que no había que lucrar con ello, a pesar de su pequeña estatura tenía una fortaleza física que le permitía a sus más de 100 años, poder cargar sobre sus hombros hatos de leña que recolectaba casi diariamente para hacer el fuego de la cocina.
"era partera y curandera en el pueblo, y le decían mamá porque ayudaba a mucha gente sin cobrar un centavo, pues decía que su oficio era un don y que no había que lucrar con ello"
Es uno de mis ejemplos de vida, la recuerdo empoderada y sororaria con las mujeres del lugar, a pesar de todas las dificultades que se le presentaron, recuerdo también sus enseñanzas de las tradiciones, del amor a la tierra y de ser agradecidos.
Vivió 108 años, nunca tuvo una enfermedad grave, conservó casi toda su dentadura y cabello, y falleció debido a que resbaló en una hondonada de la Sierra Mixe, cuando iba a atender un parto.