Anónimo
Mi novio era canadiense, me había propuesto matrimonio e irnos a vivir a Canadá, cuando me embaracé le di la noticia y él me respondió “¿pero cómo si apenas nos conocemos?”, eso me desmoralizó enormemente, se me cayó el mundo y recordé que él tenía una hija a la cual nunca veía y de la cual no se hacía cargo, encima, hablaba mal de la madre, decía que ella lo había engañado porque quería tener un hijo. Me aterré y me vi reflejada en esa mujer. Me cimbró saber que me quedaría sola, con un papá que iba a desaparecer, me sentía triste y decepcionada, yo no me sentía capaz, ni quería criar a un hijo en soledad.
Cuando caí en cuenta de lo que estaba sintiendo y vislumbré el futuro de ese hijo no deseado, le dije que no lo tendría, él tenía una actitud bastante manipuladora y me chantajeó, me dijo que también era su hijo. Le comenté que ya había arreglado todo para ir a CDMX, que le tocaba pagar la mitad y yo pagaría la otra mitad. Fui privilegiada, lo hice en una clínica de lujo, en aquel entonces, hace muchos años, pagué la cantidad de $6,000.00 en aquel entonces era una fortuna, pero lo pude pagar, creo que fue la mejor inversión de mi vida.
Una amiga me llevó en su coche, después de hacerlo me cuidó y me alimentó, me preparó una habitación cómoda, calientita, con unas sábanas blancas, perfumadas y estuvo al pendiente de mi todo el tiempo, fue cálida y cariñosa, me cuidó bien, toda mi vida estaré agradecida con ella.
Hoy tengo un hijo que fue deseado y a quien amo con todo mi corazón, nunca me he arrepentido de lo que hice, nunca me sentí mal ni me traumé, al contrario, sentí una liberación. Me da alegría que ahora él esté en una realidad distinta, que pueda tener acceso a un derecho que yo nunca tuve, aunque él sea varón es mi responsabilidad educarlo con responsabilidad.
nunca me he arrepentido de lo que hice, nunca me sentí mal ni me traumé, al contrario, sentí una liberación.